El sector cárnico de Brasil, uno de los principales exportadores a nivel mundial, se prepara para enfrentar una de las mayores restricciones comerciales de los últimos años. La reciente decisión de Estados Unidos de imponer nuevos aranceles a las importaciones de carne brasileña podría representar un impacto económico cercano a los mil millones de dólares anuales para la industria sudamericana.
Este nuevo escenario surge en medio de tensiones comerciales globales, pero también como respuesta a preocupaciones sanitarias y competitivas. Para los gigantes de la carne brasileña, como JBS y Marfrig, los efectos podrían traducirse en una reconfiguración total de sus estrategias de exportación, ya que el mercado estadounidense representa una parte significativa de sus ingresos.
Desde la Asociación Brasileña de Exportadores de Carne se ha calificado la medida como “desproporcionada”, argumentando que Brasil ha cumplido con estándares sanitarios y ha respondido de forma transparente a los requerimientos regulatorios internacionales. Sin embargo, el gobierno estadounidense justifica el arancel como una protección a su industria cárnica nacional y una manera de reforzar su política de seguridad alimentaria.
Además de la afectación directa a las empresas, los productores brasileños temen una reacción en cadena en otros mercados que podrían adoptar medidas similares. Esto no solo afectaría a los exportadores, sino también a toda la cadena agroindustrial, desde proveedores de insumos hasta transportistas.
A mediano plazo, se espera que las empresas afectadas busquen nuevos mercados para diversificar sus exportaciones. Asia y Medio Oriente figuran entre los destinos prioritarios, aunque el reacomodo llevará tiempo y esfuerzos diplomáticos intensivos. La situación también podría acelerar la adopción de tecnologías de trazabilidad y certificación en el sector, en un intento por blindarse ante futuras restricciones.
Fuente: Forbes