Estilo de Vida
La marca Dunkin' ha reavivado el debate global sobre los límites de la publicidad al lanzar un spot donde emplea una narrativa ficticia basada en la genética, justo después de que la actriz Sydney Sweeney fuera objeto de especulaciones sobre un supuesto embarazo. La campaña ha sido recibida con opiniones divididas, lo que pone en el centro la delgada línea entre lo creativo y lo ético en la industria publicitaria.
El anuncio, presentado como una parodia de pruebas genéticas, insinúa que ciertos gustos están "en los genes", incluyendo el amor por el café y las donas. Sin embargo, la cercanía temporal con el escándalo de Sweeney y la forma en la que el comercial se burla de las suposiciones genéticas, ha sido interpretada por algunos como oportunismo comercial disfrazado de humor.
La marca no ha emitido una postura oficial sobre si el anuncio fue intencionalmente vinculado a la controversia mediática de la actriz, pero el ruido generado ha servido para amplificar su visibilidad global. Algunos expertos aplauden la creatividad, mientras que otros advierten sobre el uso irresponsable de narrativas sensibles.
Más allá de la polémica, la campaña ha demostrado el poder de la viralidad en el ecosistema digital. La publicidad de impacto ya no depende solo de lo visual, sino de su capacidad para insertarse en conversaciones culturales, incluso si eso implica cruzar límites morales.
La controversia alrededor de Dunkin' plantea nuevas preguntas sobre la responsabilidad social de las marcas y el equilibrio entre innovación creativa y respeto hacia figuras públicas o temas delicados.
Fuente: Merca 2.0