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En el marco de la Convención Nacional CANACINTRA 2025, se llevó a cabo el panel “Tendencias disruptivas en el futuro del trabajo en las empresas”, moderado por Francisco Martínez Domene, CEO de Adecco México. Este espacio reunió a especialistas, líderes empresariales y representantes del sector industrial para reflexionar sobre la manera en que la transformación tecnológica está rediseñando la relación entre personas y organizaciones.
Durante la sesión, Martínez Domene destacó que la aceleración digital, la automatización y la inteligencia artificial ya no son tendencias de futuro, sino realidades cotidianas que exigen una respuesta estratégica de las empresas. “Estamos ante una revolución laboral que redefine habilidades, culturas organizacionales y modelos de liderazgo. La pregunta no es si queremos adaptarnos, sino qué tan rápido podemos hacerlo”, subrayó.
El panel abordó temas como la incorporación de la robótica en procesos productivos, el trabajo híbrido como norma, y la urgencia de cultivar habilidades blandas —liderazgo, pensamiento crítico y adaptabilidad— en todos los niveles de las organizaciones. También se hizo énfasis en que el talento joven espera entornos laborales que ofrezcan propósito, flexibilidad y crecimiento continuo.
Los ponentes coincidieron en que la industria mexicana necesita un compromiso claro con la actualización constante. Entre las propuestas se destacó la creación de programas de reskilling y upskilling, el rediseño de los procesos de reclutamiento y la adopción de plataformas digitales que optimicen la experiencia del empleado.
Uno de los puntos centrales fue la importancia de la salud mental y el bienestar integral como factores de competitividad. “La productividad sostenible no se logra con jornadas interminables, sino con culturas que valoren a las personas y las acompañen en su desarrollo”, puntualizó Martínez Domene.
Este panel se consolidó como uno de los espacios más relevantes de la convención, al aportar un enfoque práctico y prospectivo sobre cómo las empresas pueden prepararse para la era del talento líquido, donde la innovación y la empatía se convierten en los nuevos activos estratégicos.
