Por: Grandes Empresarios
En un mundo saturado de marcas que venden “lo mexicano” en forma de clichés, hay una empresa que decidió hacer algo radicalmente distinto: volver a la raíz para innovar.
Se llama Xochipilli, y su modelo de negocio no es vender piñatas ni souvenirs: es crear experiencias culturales de alto valor, hechas por manos mexicanas, con visión global.
Desde su base en San Miguel de Allende, este emprendimiento ha conquistado hoteles boutique, marcas de tequila, embajadas y experiencias de lujo que buscan algo más que decoración: buscan alma.
De la fiesta popular al espectáculo premium
Xochipilli empezó como una pequeña empresa familiar de producción artesanal, pero pronto entendieron que su verdadero valor no estaba solo en los productos… sino en lo que representan.
Hoy, ofrecen desde ambientaciones escénicas con papel picado y alebrijes gigantes, hasta performances vivos con danzantes concheros, músicos tradicionales, curanderas reales y contadores de historias indígenas que dejan sin aliento a públicos internacionales.
“No vendemos folclore de escaparate. Diseñamos experiencias que conectan con lo sagrado, con la raíz viva de México”, dice su directora creativa, Mónica Escárcega.
Comercio justo + narrativa de alto nivel
Xochipilli trabaja bajo un modelo de comercio ético y curaduría cultural:
Cada proyecto se diseña junto con la comunidad.
Cada artista recibe pago justo, hospedaje, alimentación y visibilidad.
Cada experiencia incluye storytelling para educar al público sobre el contexto simbólico de lo que ve.
Han trabajado con marcas como Casa Dragones, Grupo Habita, Montblanc y Cartier, y exportado experiencias completas a eventos privados en Los Ángeles, París y Tokio.
Sus intervenciones combinan arte indígena, diseño contemporáneo y dirección escénica para generar lo que ellos llaman “impacto emocional con memoria”.
La cultura también se escala (con respeto)
Desde Grandes Empresarios, celebramos proyectos como Xochipilli que demuestran que la cultura no es una postal, sino una fuente de innovación, rentabilidad y prestigio cuando se trabaja con respeto, visión y excelencia.
En tiempos donde muchos quieren apropiarse de lo tradicional, Xochipilli lo devuelve a su origen, lo eleva y lo proyecta al mundo sin perder esencia.
Porque sí, en México también se puede hacer lujo con identidad.
Y no hay nada más valioso que eso.