Tecnología
China dio a conocer un avance sin precedentes en la medicina reproductiva: el desarrollo de un robot humanoide con útero artificial, capaz de llevar un embarazo desde la concepción hasta el nacimiento.
El proyecto, a cargo de Kaiwa Technology en Guangzhou y liderado por el Dr. Zhang Qifeng, prevé presentar su primer prototipo en 2026, con un costo estimado de 100,000 yuanes (aprox. 14,000 dólares o 263 mil pesos mexicanos). Esto representa apenas una fracción de lo que puede costar una gestación subrogada en Estados Unidos, cuyo precio ronda entre 100,000 y 200,000 dólares.
El robot integra un sistema que nutre al feto mediante una cánula semejante al cordón umbilical y utiliza fluido amniótico sintético para recrear las condiciones de una gestación humana durante 10 meses.
¿A quién beneficiaría?
La innovación podría ofrecer una alternativa a parejas con problemas de fertilidad, además de reducir riesgos físicos y emocionales asociados al embarazo humano. Sin embargo, también plantea interrogantes éticas y legales: desde la definición de maternidad y paternidad, hasta el impacto psicológico y el bienestar de los niños nacidos bajo esta tecnología.
En redes como Weibo y Douyin, el tema se volvió tendencia. Mientras algunos celebran la posibilidad de “liberar” a las mujeres del embarazo biológico, otros cuestionan el vínculo materno, el origen de los gametos y el sentido mismo de la reproducción.
El antecedente científico más cercano es el experimento de 2017 en Estados Unidos, cuando un grupo de investigadores logró incubar a un cordero prematuro en un “biobag” con fluido amniótico sintético.
El robot gestante con útero artificial abre una frontera nunca antes explorada: promete soluciones a la infertilidad, pero también enfrenta el reto de redefinir los límites de la reproducción humana y el significado de dar vida.