Mosaico
La vieja escuela del lujo ejecutivo era sencilla: trajes de diseñador, whisky de 18 años y cenas en hoteles de cinco estrellas. Pero el lujo ha cambiado. Hoy, los grandes empresarios no solo buscan lo exclusivo, buscan lo que potencia su rendimiento, protege su paz mental y les da libertad absoluta.
Bienvenidos al universo del nuevo lujo ejecutivo. No es ostentación. Es control total del tiempo, del entorno… y del cuerpo.
Jet privado, pero con propósito
Sí, el jet sigue siendo símbolo de poder, pero ahora se trata de optimización. Volar privado ya no es (solo) glamour, sino evitar escalas, ahorrar tiempo, conectar dos reuniones en distintas ciudades el mismo día y mantener la privacidad de los movimientos estratégicos.
Plataformas como Jettly, Aero o VJ están redefiniendo este servicio: menos bling, más eficiencia. Incluso algunos empresarios en México y Miami comparten flotas entre aliados para reducir costos y maximizar movilidad.
Silencio digital y retiros de alto rendimiento
La verdadera riqueza, hoy, es la desconexión consciente. Muchos líderes están incorporando pausas tecnológicas (Digital Sabbaticals) o se escapan a retiros ejecutivos en la naturaleza, donde se mezcla meditación, silencio, dieta funcional y coaching de alto impacto.
Destinos como Habitas Bacalar, The Hoffman Process (California) o Awaken (Costa Rica) son hotspots de CEOs que buscan resetear mente y cuerpo… para volver más filosos.
Frase popular entre ellos: “Si no te das tiempo para pensar, vas a ejecutar siempre en modo sobrevivencia”.
Wellness personalizado y biohacking
Los nuevos empresarios top ya no se conforman con un gym en el penthouse. Ahora tienen:
Asesores de nutrición celular.
Equipos de biohacking para medir sueño, estrés y longevidad (Oura Ring, Whoop, Neurospa).
Rutinas de suplementación de alto rendimiento y terapias de recuperación rápida: cámaras hiperbáricas, crioterapia, baños de sonido.
Y no es exageración: la nueva élite ejecutiva ve su cuerpo como su primera empresa.
No es ostentación. Es claridad.
Este nuevo lujo no grita: optimiza. No es consumo por estatus, es consumo por intención. El empresario 5.0 no busca “verse rico”, sino sentirse en control.
Como nos dijo un CEO entrevistado para esta edición:
“Hoy no me interesa una nueva camioneta. Me interesa un mes sin notificaciones y tres kilos menos de cortisol”.
El lujo se redefine: menos oro, más poder mental
En la era de la sobreexposición y el burnout corporativo, el verdadero lujo no se mide en diamantes, sino en horas de enfoque, paz mental, movilidad sin fricciones y bienestar sostenido.
Y eso es lo que buscan, construyen y pagan sin dudar… los grandes empresarios del futuro.